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martes, 5 de febrero de 2019

¿Qué vale más?

FÁCIL O DIFÍCIL


Me considero una afortunada, porque desde que comencé con la danza del vientre, me resultó fácil y entretenida. Hubo movimientos que no logré al principio como el 8 americano (8 hacia atrás) o poder despegar los brazos del cuerpo y elevarlos. Hasta ahora por supuesto que hay ejercicios y movimientos que no me salen al primer intento y otros que debo seguir puliendo.

Te pregunto a ti que me lees, si se te hubiera dado igual de fácil 
¿Cómo lo hubieras experimentado?
 ¿Habría tenido el mismo valor que si hubiera sido difícil? 
¿Si fuese algo por lo que tuviste que luchar sentirías que vale más? 





No todas las mentes reaccionan iguales, eso depende mucho de experiencias previas y de cómo crees que funciona la realidad. Hay muchas personas que sienten que para valorar algo debe costar, “sin sacrificio no hay recompensa” con ese pensamiento puedes lograr avanzar mucho en la danza, ¿pero a qué precio? Pregúntate cuánto vale tu tranquilidad, porque quizá la has pasado mal, sufriendo por exigirte demasiado, o porque te han exigido demasiado y te han hecho sentir que no es suficiente lo que haces, pero tú lo estás aceptando por querer obtener esa recompensa, de ser así, nunca podrías sentir una verdadera satisfacción porque en todo el camino estarías “sufriendo” y “luchando” para tener sólo un momento de alegría y el ciclo volvería a empezar. Pregúntate desde dónde haces lo que haces, a veces hacemos acciones por imposición de terceras personas, creemos que tenemos que hacer lo que se espera de nosotros y no hacemos las cosas por un amor propio real.

A otras personas en cambio les resulta tan sencillo aprender a bailar que no lo valoran porque es demasiado fácil, lo abandonan o lo ven como un hobby que podría estar o no estar en su vida, serían como el patrón que describí en el párrafo anterior, porque seguramente valorarían la danza si fuese una prueba más difícil. Me produce tristeza cuando veo este tipo de patrón en alumnas o compañeras, porque tienen un inmenso potencial, fluyen con la danza, reúnen las condiciones para ser grandes bailarinas profesionales y futuras maestras, pero prefieren lo convencional que sería estudiar algo que no acaba de convencerles o trabajar en algo que realmente no les gusta, ambos caminos por obligación (de nuevo el tener que sacrificarse) Está claro que la danza no es para todos y la pasión por ella es innata, pero si ves de forma comprobada, que tienes talento en esto y por sobre todo lo disfrutas, consérvalo por ti, primero, y por toda la belleza y felicidad que tienes para darle al mundo, haz algo con esa energía artística, sólo si quieres y sólo si realmente te apasiona. 


Otro grupo con el que me he topado son alumnas o compañeras a quienes no se les da “fácil” (que no es lo mismo que decir “se les da difícil”) quiero decir que quizá se tardan más en incorporar un paso, deben poner más atención para fluir con la música, no tienen muy buena memoria, pero al cabo de más correcciones, prácticas y ensayos se dan cuenta que pueden lograrlo, y no sufren en el intento, la diferencia con los grupos que ya mencioné se debe al hecho de que su pasión por aprender a bailar es más motivadora que los obstáculos, no es la dificultad en sí, son la metas que se proponen y cumplen porque así lo eligen, no por demostrarle algo a los demás, sino que porque para ellas mismas es satisfactorio, y en el proceso no tuvieron que frustrarse, llorar o hacer algo en donde se hayan sentido obligadas, lo hicieron porque en cada paso se sentían plena. 




En mi caso, mi mente consciente funciona con el lema “lo fácil es lo correcto” para mí fue fácil enamorarme de la danza del vientre (danza tribal/bellydance), si hubiera tenido que someterme al sacrificio, a la competencia, al dolor, si hubiera sentido, como primera impresión, que era muy difícil, o si hubiese sentido que el ambiente era poco amistoso o mi maestra poco empática, quizá hubiera seguido otro camino. Con esto no quiero decir que mi práctica haya sido “floja” o desganada, tuve una práctica continua, desde que comencé, nunca abandoné esta danza. He tenido clases/ensayos muy intensos, de muchas horas, de muchas repeticiones, de tener que levantarme temprano, de tener que llegar muy tarde a mi casa, de tener que recorrer grandes distancias o de tener que desembolsar una buena cantidad de dinero para algún workshop que por ejemplo alcanzaría de sobra para viajar o comprarme algo caro. ¿Te sientes identificada/o? ¿Qué pasa por tu mente cuando piensas en toda esa inversión, que clase de sentimiento? Para mí es una ELECCIÓN que no vale la pena, VALE MI DISFRUTE, MI ALEGRÍA con todo ese proceso que conlleva; elegir un tema, crear, corregir, practicar, pulir, transformar, elegir vestuario, maquillarse, hasta llegar a bailar frente a otras personas. La paz conmigo misma es lo primero, hacer lo que uno quiere por decisión propia es valioso, porque te vuelve valiente, sube tu valor interno, y te demuestra que puedes lograr tus propósitos, los que para ti son importantes.

Por lo general nos movemos desde el miedo, que sería lo contrario al amor.

Si se te da fácil aprovecha y potencia tus capacidades, valora ese regalo descubierto que te fue dado para jugar, explorar y evolucionar como la persona que eres hoy. Si no fue o no es fácil, pero disfrutas esta actividad (es decir que no te estás frustrando ni quejando) entonces es correcto, estar satisfecha/o por opción propia es ir hacia la dirección que tu ser interno sabio, anhela. 


La armonía para mí está en saber tener metas, no obsesionarse al nivel de estresarse, pero sí ser constante con lo que te provoca dicha.

Te invito a reflexionar acerca de los programas internos que te rigen, hazlos conscientes e intenta decidir si funcionan para ti o si ya es momento de renovarlos para tu beneficio personal.
“Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama,
Está benditamente condenado al éxito, que llegará
Cuando deba llegar, porque lo que debe ser será,
Y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación
Ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible.
Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida…” Facundo Cabral



“Los sueños felices se vuelven reales, no porque sean sueños, sino únicamente porque son felices” UCDM

Todo lo escrito son reflexiones mías, personales, basadas en mis propias experiencias y en como veo y me veo.

Ingrid Muñoz Inevitablemente Bailarina




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